Seguramente has escuchado que la música amansa a las bestias y es que está comprobado que la música agradable, suave y armoniosa como la clásica, modifica la percepción del propio estado de ansiedad, generando estados de ánimo positivos, reducción del estrés y sirve como herramienta para la relajación corporal.
Música para la ansiedad
Por el contrario, si la música es desagradable, incrementa los niveles de ansiedad y estrés, causando problemas de irritabilidad o de concentración en las personas.
Si quieres aprender usar la música como terapia para reducir el estrés y ansiedad, no dejes de leer este artículo, aquí te decimos porque.
La música como terapia, es recomendable no solo para aquellos que la escuchan, sino también para las personas que desean aprender a tocar guitarra.
Existen estudios de los efectos benéficos de adquirir conocimientos musicales y sus resultados, son de sobra conocidos.
Música para el estrés
En un reciente estudio realizado por el Colegio de Psiquiatras de la Universidad de Vermont sobre
“Los efectos de tocar un instrumento en el desarrollo cerebral”,
Colegio de Psiquiatras de la Universidad de Vermont
demostraron diversos efectos positivos en los estudiantes, entre ellos:
- Incrementa tu inteligencia, porque se ejercita el cerebro, ya que aumenta el rendimiento cognitivo, tanto en la memoria y el lenguaje, como en la coordinación y en la inteligencia espacial.
- Mayor seguridad. Tocar un instrumento te brinda, mayor seguridad, venciendo la timidez y los miedos, además tocar en público puede ayudarte a superar el pánico escénico.
- Amplía las relaciones sociales. Debido a que la música mejora el estado de ánimo, para quien toca un instrumento, facilita el contacto con los demás y las relaciones se vuelven más motivantes y agradables.
- Aumenta tus reflejos y destrezas, mejorando tushabilidades cuando realizas otras actividades mentales o manuales.
- Favorece la disciplina. Las personas que lo practican son más organizadas, comprometidas y pacientes.
- Es un tranquilizante natural, fortalece el sistema inmunológico, disminuye la presión sanguínea y relaja tanto a quien la practica como a quién la escucha.
Por ello son cada vez más los especialistas que recomiendan el canto o la práctica de algún instrumento musical, tanto para niños como para adultos, especialmente si se tiene algún problema conductual o trastorno de aprendizaje como la dislexia.